sábado, 30 de abril de 2011

30 de abril, ¡FELÍZ DÍA DEL NIÑO!

¡Felíz día del niño!
Felicidades a quienes conservan el asombro y la admiración.
A los 3 millones de niños que navegan en los ríos del trabajo informal.
A los 300 que han muerto víctimas de la violencia en nuestro país.
A los que no estudian por ir a trabajar, prostituirse o asesinar.
...A los que son víctimas de la violencia estructural.
A los que no juegan, a los sin futuro y, a todos los demás...
RCBH MEX

viernes, 1 de abril de 2011

De los tiraderos a San Lázaro

De los tiraderos a San Lázaro
Eugenio Garbuno Aviña
He aquí la radiografía de la escena política del país: el ascenso de advenedizos a figuras políticas, la conversión de un administrador de basura en diputado resume la trayectoria de gran parte de las carreras políticas. No es lo mismo administrar un basurero que las res pública, tampoco es posible administrar un Estado como se administra una empresa privada. El problema del advenedizo es su perfil complejo: al ser individualista no le importa el bien común sino su propio enriquecimiento (i) lícito, al ser oportunista no tiene código ético sino que se rige por la máxima maquiavélica “el fin justifica los medios”, al ser trepador social no posee consciencia de clase sino discursos demagógicos y populistas aderezados de una jerga oscura, al ser pragmático no es activista ni luchador social sino que concibe a las masas como algo utilitario: la plataforma del poder. Al no ser abogado considera el presupuesto y el erario público como un asunto de negocios personal, y cuando rara vez se trata de un licenciado en Derecho no legisla sino que litiga sus jugosos casos privados. No es de extrañar que el negocio de la basura guarde cierta similitud con los giros negros, el crimen y el hampa. No es sorprendente que los advenedizos que usurpan cargos de representación pública hagan una mezcolanza cobijados por la corrupción y la impunidad, y que bendecidos por el voto popular y la escasa participación ciudadana escalen a cargos más altos como senadores, presidentes de partido, gobernadores y hasta presidentes del país, que engorden como parásitos ante la vista atónita de la sociedad y dormiten en sus respectivas curules como ya los representaba Daumier en sus cáusticas caricaturas. El advenedizo encuentra su oportunidad en cualquier actividad que resulte rentable y su carencia de escrúpulos lo impulsa a buscar el dinero fácil y a manos llenas… si hacía negocio con la basura lo hará con cualquier cosa: corrupción, tráfico de influencias, tráfico de personas y narcotráfico. A nadie asombra ya que la mafia lave su dinero y goce de impunidad al comprar el secreto de políticos, ya es muy sabido que la verdadera mafia está en la clase política. Al hablar de narcopolítica no es descabellado decir que el narcotráfico es el negocio más lucrativo de los políticos… y en particular del jefe de Estado. Esta guerra sostenida por el primer mandatario lo hace sospechoso de cuidar sus propios intereses y los de su camarilla… antes el rescate bancario y el encubrimiento de los ladrones de cuello blanco, hoy el narcotráfico y la protección a capos de cárteles específicos en detrimento de enemigos y adversarios de negocios. Es la guerra personal de un presidente débil en busca de credibilidad, sostenido por la fuerza militar para alcanzar una legitimidad que le ha sido cuestionada desde antes de la toma de poder. Aquí cabe hacer dos preguntas incómodas: ¿en qué piensa el presidente del país, un senador o un diputado a la hora de tomar decisiones políticas?, y ¿en qué piensa el mexicano (a) común, el ciudadano, a la hora de votar? Cada pregunta podrá tener las respuestas más diversas, pero los motivos del político y del ciudadano son completamente divergentes en los hechos, en la realidad el mexicano cree haber cumplido con su deber cívico y político al presentarse a emitir su voto en las urnas y que su elección definirá el destino del país, el político no cree que deba cumplir ningún mandato de la sociedad (masas), pues sólo le mueven sus intereses, así cada decisión suya está motivada por lo personal aunque tendrá una trascendencia política y social. Mediante el voto tú eliges a quien habrá de ser tu amo y verdugo. La sociedad no está organizada, la clase política es una mafia. La sociedad es una masa, el monstruo de mil cabezas, especie de Leviatán al que se debe controlar y vigilar. Los políticos se pertrechan entre sí formando escudos con sus fueros y son intocables vitalicios. La famosa “fiesta electoral” es una de las falacias más burdas, la “democracia” es un falso ritual, el IFE y las elecciones representan el simulacro de la democracia. El ciudadano no tiene a quien reclamar ni exigir por su voto “secreto y universal”, pues de pronto descubre que ha sido timado y como si le hubieran robado en despoblado, él mismo ha abierto las puertas de su casa y entregado su cartera a un ladrón amable que le ha prometido bienestar. El político simplemente hace lo que le corresponde: tiene la autorización pública y se sirve como en buffet, se ha colado hasta la cocina y se despacha de la alacena sin empacho… ni siquiera podemos llamarlo cínico. El problema del advenedizo es que no sabemos de dónde viene, quién es, cómo llegó y que se está llevando, ignoramos que tal vez no sea una persona facultada para ser funcionario público o legislador, que aparte de no estar calificada para ese trabajo tampoco posea la solvencia ética ni el compromiso social y político para representar a amplios sectores de la sociedad. Ignoramos que en el seno de los partidos políticos, el amiguismo, el clientelismo y otros cánceres de la política son el caldo de cultivo para que el advenedizo amase cuotas de poder, así como ocurre con los oscuros orígenes de líderes sindicales y de corporaciones sociales. Si el advenedizo logra colarse a las filas mayores es gracias a la indiferencia e irresponsabilidad de la ciudadanía que prefiere dormir en los brazos mullidos del espectáculo. Es inconcebible que en un país de millones de pobres la “dieta” del diputado ascienda a más de cien mil pesos mensuales, por hacer nada, por legislar a conveniencia de la oligarquía, por traicionar y desconocer a quienes representa… después de todo, la “dieta” del diputado proviene de los impuestos que pagamos los mexicanos, son nuestros parásitos de lujo más costosos que las monarquías europeas que actualmente sirven de figuras decorativas. El sistema político funciona y muy bien, pero a conveniencia de oligarcas, gracias al eficiente trabajo de la maquinaria priísta durante setenta años, un grupo selecto de políticos marrulleros y corruptos, empresarios voraces al mejor estilo del capitalismo salvaje, criminales de alto nivel y cuello blanco, y la nueva clase en ascenso: los narcotraficantes. Los “agachados” tal vez hayan levantado un poco la cabeza en estos últimos sexenios… sólo para reafirmar un Estado decadente y en descomposición, una trampa cada vez más efectiva consolidada por el contrato social que beneficia a unos cuantos en detrimento de la mayoría, en ese sentido la acción del voto se asemeja a elegir a quien habrá de estar en mejores condiciones que uno mismo: <>. Lo mismo aplica al elegir presidente de la República: <>. Sabemos que las armas de alto poder utilizadas por los narcotraficantes son adquiridas en Estados Unidos, que la guerra es contra ciertos cárteles y que el negocio es muy jugoso para ambos países, que el problema social del narcotráfico es un problema de salud pública (el consumo de drogas) y que no se ataca de fondo sino con violencia extrema. El advenedizo que ahora es un político pacta en la oscuridad, mueve los hilos y recibe cantidades exorbitantes por diversos servicios (aparte de su consabida “dieta”), sentado en su curul, hombro con hombro cuchichea al oído de su colega y el Palacio Legislativo vibra con los rumores de los secretos a sotto voce, parecería el barullo de los grillos amplificado. En los mejores tiempos del priísmo el diputado se concretaba a hacer un movimiento al unísono con sus compañeros: levantar la mano para legitimar las iniciativas presidenciales. Hoy goza de cierta independencia, pues puede concertar alianzas con otras facciones del mismo partido o con otros partidos, puede hacer los negocios más turbios incluso en materia de narcotráfico… al cabo que su trabajo es legislar para que ese negocio pase por legal. Nadie reclama nada, al final el advenedizo toma el pastel completo con las velas aún prendidas y se retira tranquilamente a seguir revolviendo la basura en busca de otra tajada.

París, 29 de marzo de 2011

De los tiraderos a San Lázaro, bien podría ser: "de las empresas a la presidencia municipal", las cuales son otros tiraderos o mugreros por la suciedad que les caracteriza; opacidad y corruptelas en sus nexos con el poder político. Asimismo, si hacemos unas pequeñas adaptaciones, los actores podrían ser cambiados por: "los juniors al poder" (entre ellos algunos juniors ninis), "un gobierno de puros cuates", "los juniors burros al poder" ( por su bajo pérfil educativo), "los puestos públicos como botín", etc.

Ricardo Calderón de la Barca Hernández