San Martín Texmelucan, Puebla a 23052011
DEFENDAMOS NUESTROS ESPACIOS PÚBLICOS
NO A LA CONSTRUCCIÓN DE CASAS EN LA UNIDAD DEPORTIVA ANGELES BLANCOS
El presidente municipal de san Martín Texmelucan, Carlos Sánchez, ha decidido, o mejor dicho ha tenido la ocurrencia de querer construir unas casas en el terreno que ocupa el que antaño fuera llamado Centro Expositor, por cierto horrible y construido durante el mandato de Enrique Porter Basbush, uno de tantos munícipes que, como todos, la única huella que han dejado tras de sí es la de la corrupción. Más tarde, durante el trienio del mago e ilusionista de las maquetas - el que todo lo desaparecía, quien una de las pocas veces en que tuvo la razón fue al decir que PEMEX no le dio mantenimiento a los ductos y esa fue la causa de la explosión en diciembre pasado, aunque después se hizo el loco o pareció sufrir amnesia, tal es la razón por la cual le tomaron una fotografía dizque dormido a decir de la prensa local, la cual siempre sigue el juego del mejor postor. –se amplió la construcción de tal adefesio, conocido como Unidad Deportiva Ángeles Blancos.
Que porque está mal construida, unos cuantos lo usan y va de mal en peor, no me refiero al gobierno de Carlos Sánchez sino al otro adefesio, a la Unidad Deportiva Ángeles Blancos.
De entrada, se percibe que este gobierno no cuenta con un plan de políticas públicas para la recuperación y rehabilitación de espacios públicos.
Es notable el hecho de que los anteriores gobiernos solo construyeron obras para justificar el gasto, luego las dejaron inconclusas y posteriormente en el abandono. Cualquier espacio público de este tipo requiere mantenimiento para evitar así su pronto deterioro y vigilancia para hacer frente al vandalismo; si estas obras se abandonan, al principio se usan, pero poco a poco se van haciendo tierra sin ley, se pervierte su uso y quienes las empleaban adecuadamente ceden terreno ante el avance de los vándalos.
El argumento simplón de no se usa, lo usan pocos, no funciona, está en franco deterioro y no es rentable, no vale o es muy débil. Si inferimos o concluimos lo contrario, entonces también podemos concluir que este gobierno tampoco funciona, lo usan pocos, está en franco deterioro, no es rentable y se debe cambiar por inepto, incapaz y oneroso. Porque si perciben bien estimados lectores, es una camarilla de amigos la que a duras penas gobierna y solamente sirve a los intereses propios y de unos cuantos.
El dilema en que nos quieren meter por sí mismo es engañoso y falaz, es decir, mentiroso. Nos dicen viviendas a cambio de espacio deportivo. La respuesta es NO, ni parcial ni totalmente se debe modificar el uso del suelo de dicho espacio destinado al deporte. Se requiere de una planeación para el rediseño, redistribución y empleo eficiente del lugar; políticas públicas enfocadas a la masificación deportiva y una campaña que promueva el deporte, desterrando el lucro tanto de funcionarios como de seudoprofesores. Instalaciones de calidad, funcionarios de calidad con profesores de calidad para el bien de los texmeluquences.
Sí a la vivienda, pero no en el lugar citado. Si dicen no tener opciones, que renuncien por no tener la capacidad ni los conocimientos para gobernar, asimismo, deben dar a conocer el estudio de impacto social.
En la zona centro de nuestra cabecera municipal no hay lugares destinados para la práctica deportiva, por lo tanto no debemos permitir las decisiones arbitrarias ni el ejercicio abusivo del poder, vengan de donde vengan.
Con estas políticas públicas que bailan al son de televisa, solo se demuestra la incompetencia gubernamental, no a la improvisación ya que de seguir esos mismos esquemas de pensamiento el día de mañana estarán tomando decisiones parecidas y arbitrarias hasta con el mismo espacio de la presidencia municipal, el cual presenta condiciones semejantes.
En lugar de querer modificar de esta forma nuestros espacios públicos, exigimos que este gobierno promueva una auditoria por esta y todas las obras del gobierno anterior y, hasta donde la ley alcance para los que le antecedieron.
Ricardo Calderón de la Barca Hernández.
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